Piensa en la casa de algún compañero de trabajo. Alguno que casi no conozcas. Es un lugar en el que no has estado, pero insisto: piensa en su casa. ¿Verdad que no es ninguna tarea imposible? Coges un mueble de aquí, otro de allá… Muebles que ya has visto y encima en más de una ocasión. Y seguramente acertarás en gran medida con el estilo de decoración que tu compañero ha elegido. ¿Por qué? Porque hemos dejado de arriesgar en nuestros hogares. Ya no son reflejos de nuestra personalidad. Son reflejos de la casa del escaparate, de la casa de la revista, de la casa del vecino.
¿No te mueres por dar un vuelco con todo?
Un estilo dispuesto a cambiarlo todo
Llega el momento de abandonar el pasado. De reinventarse, empezando por el hogar. ¿Y qué mejor forma que sacando su lado cyber nordic?
El cyber nordic es la línea que llega dispuesta a acabar con la monotonía en decoración. La decoración nórdica se reinventa para tomar su forma más futurista sin renunciar al espíritu tradicional. Finalmente, convergen aquellos puntos de los estilos clásicos que funcionan, los atemporales, con nuevos que llegan rompiendo el modelo establecido.
¿Cómo lo hace? Apostando por la desnudez de los muebles. Celebrando la crudeza de cada textura. Y reivindicando los materiales postindustriales como los plásticos y metales.
El cyber nordic brilla con luz propia
Pero nada de esto funcionaría sin fijarse en los colores, los cuales dependerán en gran medida del baño de luz artificial al que deben estar expuestos. Cualquier espacio es dependiente de su iluminación, y cualquier iluminación tiene la capacidad de transformar el espacio. Es por ello que un interior a priori convencional, puede tomar una nueva forma y evolucionar con un empleo correcto de las luces.
No existe otro caso en el que tenga más sentido que en la decoración cyber nordic. La importancia de las luces artificiales es proporcional a la intencionalidad por innovar. Los colores del mobiliario son reconocibles, pues la decoración nórdica se nutre de los mismos: blanco, negro y grises, así como los metálicos, dorados y plateados. El toque cyber recae en cómo se mezclan éstos con la iluminación artificial. Unos neones junto a la belleza de las lámparas nórdicas, son el complemento que pedía para renovar el concepto popular escandinavo.
Colores de ayer y colores de mañana
El colorido que lo convierte en un estilo único lo extrae de su entorno. Mientras que en la paleta del mobiliario no se arriesga, protegiendo así lo que funciona, en paredes, techos y suelos se apuesta por la belleza natural de cada material, ya sean cementos, maderas o elementos metálicos. Tiende la mano a la decoración industrial en este aspecto, pero al mismo tiempo se aleja de ella al fundir estos colores con otros fluorescentes o neones ofrecidos por la iluminación.
No te ocultes: muestra
¿Y el toque futurista? Se halla en las transparencias. Los objetos traslúcidos, como unas sillas nórdicas transparentes, se vuelven protagonistas en los espacios cyber nordic. Nada se oculta. Se busca dar visibilidad a lo invisible reforzando estos elementos con la energía de su conjunto. Dos objetos transparentes idénticos adquieren una singularidad propia si los destinas a lugares con diferentes colores, rodeados de distintos muebles y bañados por luces únicas.
Siguiendo este objetivo, el de mostrar sin reparos cada rincón, el open concept se diluye con la incorporación de separadores de espacios, sólidos aunque transparentes. Esto se consigue con biombos de cristal, metacrilato y plásticos reciclados.
No te conformes: reinventa
Reinventarnos junto a nuestros hogares, deshaciéndonos de aquello innecesario, y mostrándonos desnudos. Mostrarnos transparentes. Es la vía para acabar con la monotonía imperante y encontrar nuestro propio lugar. El cyber nordic es evolución. ¿Y acaso no va todo de evolución?
Imágenes: SKLUM, Unsplash, Pinterest
