Hoy es 8M, mañana 9M y ayer 7M. Es un día para hablar, para reivindicar. También mañana y ayer. Pero hoy, es el día en que van a escuchar. Porque tenemos mucho que decir. Y nosotros, nosotras, siempre vamos a estar en contra de los injustos privilegios. Y a favor de la verdadera igualdad. De la libertad. Del feminismo.
Hoy me han mirado mal. Ha sido uno de esos impulsos faciales no intencionados pero que tampoco se ha intentado disimular. Un gesto que deja entrever desde tristeza hasta asco de una persona hacia otra. Hacia mí. Que, del mismo modo, otorga una falsa sensación de superioridad al dueño de la cara acusadora.
Hoy me han mirado mal. Ha sido un compañero de clase. Ha sido un compañero de trabajo. Ha sido un familiar. Ha sido un amigo. Ha sido un desconocido. Ha sido un camarero. Ha sido un dependiente. Ha sido un juez. Ha sido una jueza.
Hoy me han mirado mal.
Y ha sido por declararme feminista.
No tengo un especial interés en que la gente siempre esté de acuerdo conmigo ni que siempre sea de su agrado. Pero no logro entender por qué un concepto lleno de positivismo puede tener tantas connotaciones negativas.
Soy feminista. No odio a los hombres. Ni el maquillaje, ni el humor, ni los sujetadores. No te odio a ti, ni les odio a ellos. Simplemente, sé que valgo lo mismo y quiero reivindicar mi lugar.
He conocido a demasiadas personas que, aun sin expresarlo, han vivido con una constante sensación de inferioridad. Y hasta vergüenza. Vergüenza de tener senos, caderas y muslos. Vergüenza por nada.
También he conocido un periodo, reciente y muy breve, donde ser feminista tenía miles de connotaciones positivas, deteniéndome únicamente a destacar una neutra: es lógico. Si hemos vivido en una época de constantes cambios, evolucionando a un ritmo vertiginoso en todo lo que nos rodea, lo lógico es que la situación de la mujer fuera de la mano.
Y en unas décadas de importantes luchas y conquistas sociales, lo lógico era buscar la igualdad entre todas las personas.
Es más, sigo sin conocer a aquel que defienda una falta de lógica en buscar una situación de justicia. En llegar a un equilibrio donde nadie sea mejor que otro por ninguna razón en concreto. Por ninguna razón lógica.
Hoy me han mirado mal, y no voy a disculparme por no querer ser menos. Por querer afrontar la vida como cualquier persona más. Por no sentir vergüenza de ser quien soy. Y no requiero de príncipes azules ni Richard Geres para convertirme en princesa. Solo quiero ser libre de poder ser yo.
Hoy me han mirado mal por decir que soy feminista. Hoy me han mirado mal por querer ser igual. Pero, también hoy, veo vuestras caras y sé que no estoy sola. Que no soy la única. Que hemos decidido no callar y luchar por lo nuestro. No porque sea el día, sino porque es lo justo.
Imágenes: SKLUM, @la_feminista_atea, Unsplash, Pinterest
