Sillón reclinable eléctrico en chenilla Peggy

Hay muebles que parecen surgir de un fenómeno imposible, como el Sillón reclinable eléctrico en chenilla Peggy que, cansado de flotar sin destino, decide posarse sobre la tierra para abrazarnos. Al sentarse en él, la sensación de bienestar se intensifica y se expande por la piel con la delicadeza de una nube, como si entendiera la forma exacta del cuerpo y se adaptara a ella. Con un mecanismo relax integrado, el sillón permite reclinar suavemente el respaldo y elevar el reposapiés en un mismo gesto, mientras que el reposacabezas puede moverse junto a ellos o de manera independiente. La toma de alimentación garantiza una autonomía funcional, mientras que el panel de control con 4 botones ofrece una regulación precisa de cada movimiento, permitiendo ajustar la postura con tan solo un clic. En su interior, Peggy combina materiales de alta calidad como el hierro o la madera de álamo reforzada con un sistema de muelles en zigzag que garantiza estabilidad y soporte. El asiento contiene un relleno de espuma de poliuretano con densidad 30 kg/m³; el respaldo, con densidad 23 kg/m³ combinado con fibras sintéticas de poliéster, ofrece una inclinación pensada para favorecer la postura; los reposabrazos, con densidad 25 kg/m³, completan la experiencia de un abrazo envolvente. Además, este modelo dispone de la característica "pared cero", que permite disfrutar de una posición reclinada sin separar el sillón de la pared. En definitiva, una obra de arte cotidiana que no necesita adornos, pues su propio lenguaje de curvas blandas y proporciones acogedoras ya es toda una declaración de serenidad.

Para su correcto mantenimiento, aconsejamos la limpieza con un paño humedecido en una solución de limpiador a base de agua o a base de disolvente, evitando el uso de productos químicos.